PALABRA DE DIOS 
 

 

PRIMERA LECTURA
Amós 7, 12-15

El Señor ha elegido como profeta a un pastor y cultivador de higos. No es profeta de oficio. Su pueblo estaba cerca de Belén, en el reino del sur, en Judá.
     Se le manda llevar la palabra del señor al reino del Norte.
    No gustan sus palabras y el sacerdote del templo de Betel le conmina a que se vaya a su tierra.

 

PRESENTACIÓN

Israel, el reino del Norte, se había separado de Judá, el reino de Sur, tras la muerte de Salomón. Jeroboam no sólo inicia un reinado nuevo sino también una nueva forma de expresión religiosa orientada hacia los cultos paganos. Esta desviación será secundada por sus sucesores.

Así, pues, a la ruptura política, sigue la religiosa, abandonando a Yhavhé y la Alianza hecha con Él.

Rompen con el templo de Jerusalén y recuperan un antiguo santuario en Betel donde se tiende a identificar a Yhavhé con la imagen de un toro y con Baal, el dios cananeo de la fecundidad.

Amós, un pastor y un campesino del del reino de Sur, de Téqoa, entre Belén y Hebrón, ha sentido la llamada del Señor para llevar su palabra al reino del Norte, que se ha pervertido. Estamos en tiempos de Jeroboam II, hacia el 750 a.C.

La síntesis de los oráculos de Amós es: que el reino del Norte no descanse en los laureles; el fastuoso reino de Jeroboam toca a su fin y, después de él, vendrá el desastre.

Así, pues, con voz clara, denuncia la situación, condena las injusticias sociales y anuncia la ruina de la casa de Jeroboam.

El sacerdote del santuario real de Betel, Amasías, le conmina a que se vuelva a su tierra, que sus oráculos no son bien recibidos, si no,  que se atenga a las consecuencias. Mejor es que se vaya a comer su pan con los suyos, con sus compañeros profetas del reino del Sur.

El no es profeta de oficio y no vive de eso. Ha recibido un encargo de Dios y no dejará de trasmitir su palabra.

El Señor le ha sacado del rebaño y la tierra. Nadie puede resistirse a la llamada de Dios.

El Señor me ha elegido y cumplir su voluntad es el sentido de mi vida.

AMÓS 7, 12-15

Ve y profetiza a mi pueblo

En aquellos días, dijo Amasías, sacerdote de Casa-de-Dios, a Amós: "Vidente, vete y refúgiate en tierra de Judá; come allí tu pan y profetiza allí. No vuelvas a profetizar en Casa-de-Dios, porque es el santuario real, el templo del país." Respondió Amós: "No soy profeta ni hijo de profeta, sino pastor y cultivador de higos. El Señor me sacó de junto al rebaño y me dijo: "Ve y profetiza a mi pueblo de Israel.""

Palabra de Dios

 

SALMO RESPONSORIAL
Salmo 84

PRESENTACIÓN

El salmo 84 es un canto gozoso y lleno de esperanza.

Refleja la ilusión y la esperanza de aquellos judíos desterrados que, tras largos años de espera, ven realizadas las promesas y vuelven a casa.

"Señor, has sido bueno con tu tierra,
has restaurado la suerte de Jacob,
has perdonado la culpa de tu pueblo,
has sepultado todos sus pecados".

También expresa la vuelta espiritual, la vuelta al interior, a los compromisos de la Alianza, es decir, la conversión.

"Voy a escuchar lo que dice el Señor:
"Dios anuncia la paz
a su pueblo y a sus amigos
y a los que se convierten de corazón"

La conversión es ese "regreso" al buen camino que lleva al mundo nuevo, a la casa del Padre. 

En ese mundo nuevo, en esa casa del Padre,

"la misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan".

La verdad brota como en una primavera renovada y la justicia, que en la Biblia también significa santidad, se derrama desde el que es "tres veces Santo".

"La fidelidad brota de la tierra
y la justicia mira desde el cielo"

Escucharé al Señor que me habla proclamaré su paz a quienes quieran escuchar que el Señor les ama.

SALMO 84

R/ MUÉSTRANOS, SEÑOR, TU MISERICORDIA
      Y DANOS TU SALVACIÓN

Voy a escuchar lo que dice el Señor:
"Dios anuncia la paz / a su pueblo y a sus amigos."
La salvación está ya cerca de sus fieles,
y la gloria habitará en nuestra tierra.
R/ MUÉSTRANOS, SEÑOR, TU MISERICORDIA
      Y DANOS TU SALVACIÓN

La misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra,
y la justicia mira desde el cielo.
R/ MUÉSTRANOS, SEÑOR, TU MISERICORDIA
      Y DANOS TU SALVACIÓN

El Señor nos dará lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él,
la salvación seguirá sus pasos.
R/ MUÉSTRANOS, SEÑOR, TU MISERICORDIA
      Y DANOS TU SALVACIÓN

 

SEGUNDA LECTURA
Efesios 1, 3-14

San Pablo comienza la carta a los efesios con un himno de acción de gracias por la salvación que Dios nos ha otorgado.
      Por esa salvación, prevista antes de la creación del mundo, nos ha hecho sus hijos, pues, por Cristo, nos ha perdonado nuestros pecados nos ha hecho herederos y un día llegaremos a la plenitud de la vida con Él.

 

PRESENTACIÓN

Al comienzo de la carta a los efesios nos encontramos con un himno de acción de gracias al Plan de Salvación de Dios, que se presenta como una bendición.

Esta salvación es querida por el Padre, merecida por Cristo y realizada por el Espíritu Santo.

La bendición de Dios es elección y consagración que nos va transformando en aquello a lo que hemos sido destinados: ser hijos de Dios, no por nuestros méritos, sino por su voluntad.

En un segundo momento, San Pablo, pasa a enumerar los beneficios de la obra de Cristo.

En primer lugar, la redención, por la que nos han perdonado los pecados.

En segundo lugar, el conocimiento del misterio de la voluntad divina, en el que se nos manifiesta el gran tesoro de la gracia, la sabiduría y prudencia divinas.

Y el proyecto, el plan de Dios que se nos ha revelado, es que todo llegue en Cristo a su plenitud.

Y los que esperamos en Cristo, los que hemos creído en la Buena Noticia de la Salvación, hemos sido marcados por él con el Espíritu Santo y este sello garantiza nuestra herencia, pues, con Cristo, hemos heredado también nosotros.

Y esta herencia nos hace participar en la plenitud de Cristo, siendo nosotros alabanza de su gloria.

En Cristo nos has bendecido, nos has elegido para ser imágenes de tu Hijo, santos e irreprochables.

Nos has marcado por Cristo con el Espíritu que has enviado sobre nosotros.

DE LA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS EFESIOS 1, 3-14

Nos eligió en la persona de Cristo, antes de Crear el mundo

Bendito sea Dios, Padre nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en la persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales. Él nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo, por pura iniciativa suya, a ser sus hijos, para que la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido en su querido Hijo, redunde en alabanza suya. Por este Hijo, por su sangre, hemos recibido la redención, el perdón de los pecados.

El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia ha sido un derroche para con nosotros, dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Éste es el plan que había proyectado realizar por Cristo cuando llegase el momento culminante: recapitular en Cristo todas las cosas del cielo y de la tierra.

[Por su medio hemos heredado también nosotros. A esto estábamos destinados por decisión del que hace todo según su voluntad. Y así, nosotros, los que ya esperábamos en Cristo, seremos alabanza de su gloria. Y también vosotros, que habéis escuchado la palabra de verdad, el Evangelio de vuestra salvación, en el que creísteis, habéis sido marcados por Cristo con el Espíritu Santo prometido, el cual es prenda de nuestra herencia, para liberación de su propiedad, para alabanza de su gloria.]

Palabra de Dios

 

 

ACLAMACIÓN
Efesios 1, 17-18

El Padre de nuestro Señor Jesucristo ilumine los ojos de vuestro corazón, para que conozcamos cuál es la esperanza a la que nos llama.

 

EVANGELIO
Marcos 6, 7-13

Jesús elige a sus apóstoles y los envía a predicar. Jesús sigue actuando por medio de sus apóstoles.
      Y ellos deben llevar las mismas actitudes de Jesús: sencillez, humildad, cercanía; deben ofecer y llamar a la fe, pero no imponerla; deben dar gratis lo que han recibido gratis

 

PRESENTACIÓN

Jesús elige a doce hombres y los hace "apóstoles", algo más que mensajeros, profetas, testigos o heraldos. Y esto más es que representan a Jesús, actúan en su persona.

Y, así, al ser enviados por Jesús, deberán ir con las mismas actitudes del Maestro.

Estas actitudes serían:

- No presentarse espectacularmente. El Maestro es sencillo, humilde, como decía san Pablo, "se despojó de su rango".

Así, pues, el enviado debe primar la sencillez y la humildad, el trato amistoso con la gente. Dios se manifiesta cada día en lo pequeño, en lo que algunos creen insignificante.

- No insistir en la aceptación del mensaje, no imponer. 

La Palabra se proclama como el gran regalo de Dios a todos sin excepción, "escuchen o no escuchen", como decíamos el domingo pasado. Todos tienen acceso, a nadie se le impone.

Quien cierra el corazón a la Palabra, ya tiene quien le juzgue: el Señor, no nosotros.

- Y la Palabra no se vende, pues se ha recibido gratis; no busca el propio interés o la recompensa económica, sino el bien de los demás.

Lo importante es que todos tengan la oportunidad de escuchar a Cristo y convertirse a él.

Quien actúa en nombre de Cristo y como Cristo, también el Señor hará por su medio los signos liberadores de Cristo; como aquellos apóstoles que "echaban demonios" y ungían con óleo a los enfermos y "los curaban".

Me envías a anunciar tu evangelio.

Tengo que ir libre de todo apego.

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS  6, 7-13

Los fue enviando

En aquel tiempo, llamó Jesús a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto. Y añadió: "Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa." Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.

Palabra de Dios