PRESENTACIÓN
Al
comienzo de la carta a los efesios nos encontramos con un
himno de acción de gracias al Plan de Salvación de Dios,
que se presenta como una bendición.
Esta
salvación es querida por el Padre, merecida por Cristo y
realizada por el Espíritu Santo.
La
bendición de Dios es elección y consagración que nos va
transformando en aquello a lo que hemos sido destinados: ser
hijos de Dios, no por nuestros méritos, sino por su
voluntad.
En
un segundo momento, San Pablo, pasa a enumerar los
beneficios de la obra de Cristo.
En
primer lugar, la redención, por la que nos han perdonado
los pecados.
En
segundo lugar, el conocimiento del misterio de la voluntad
divina, en el que se nos manifiesta el gran tesoro de la
gracia, la sabiduría y prudencia divinas.
Y
el proyecto, el plan de Dios que se nos ha revelado, es que
todo llegue en Cristo a su plenitud.
Y
los que esperamos en Cristo, los que hemos creído en la
Buena Noticia de la Salvación, hemos sido marcados por él
con el Espíritu Santo y este sello garantiza nuestra
herencia, pues, con Cristo, hemos heredado también
nosotros.
Y
esta herencia nos hace participar en la plenitud de Cristo,
siendo nosotros alabanza de su gloria.

En Cristo nos has bendecido, nos has
elegido para ser imágenes de tu Hijo,
santos e irreprochables.
Nos has marcado por Cristo con el
Espíritu que has enviado sobre nosotros.
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DE LA
CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS EFESIOS 1,
3-14
Nos
eligió en la persona de Cristo, antes de
Crear el mundo
Bendito
sea Dios, Padre nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y
celestiales. Él nos eligió en la persona
de Cristo, antes de crear el mundo, para que
fuésemos santos e irreprochables ante él
por el amor.
Él nos ha destinado en la
persona de Cristo, por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos, para que la gloria de su
gracia, que tan generosamente nos ha
concedido en su querido Hijo, redunde en
alabanza suya. Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención, el perdón de
los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría
y prudencia ha sido un derroche para con
nosotros, dándonos a conocer el misterio de
su voluntad.
Éste es el plan que había
proyectado realizar por Cristo cuando
llegase el momento culminante: recapitular
en Cristo todas las cosas del cielo y de la
tierra.
[Por su
medio hemos heredado también nosotros. A
esto estábamos destinados por decisión del
que hace todo según su voluntad. Y así,
nosotros, los que ya esperábamos en Cristo,
seremos alabanza de su gloria. Y también
vosotros, que habéis escuchado la palabra
de verdad, el Evangelio de vuestra salvación,
en el que creísteis, habéis sido marcados
por Cristo con el Espíritu Santo prometido,
el cual es prenda de nuestra herencia, para
liberación de su propiedad, para alabanza
de su gloria.]
Palabra
de Dios
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