LECTIO DIVINA

 

 

 


Sobre el divorcio y los niños Igualdad de la mujer y el hombre Marco 10,1-16


 

Señor Jesús, envía tu Espíritu, para que Él nos ayude a leer la Biblia en el mismo modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús.

Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte.

Así, la cruz, que parecía ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida y resurrección.

Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren.

Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús, podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú estás vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz.

Te lo pedimos a Ti, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu. Amén.

 

Texto

1 Y levantándose de allí va a la región de Judea, y al otro lado del Jordán, y de nuevo vino la gente hacia él y, como acostumbraba, les enseñaba.

2 Se acercaron unos fariseos que, para ponerle a prueba, preguntaban: «¿Puede el marido repudiar a la mujer?»

3 Él les respondió: «¿Qué os prescribió Moisés?»

4 Ellos le dijeron: «Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla.»

5 Jesús les dijo: «Teniendo en cuenta la dureza de vuestro corazón escribió para vosotros este precepto.

6 Pero desde el comienzo de la creación, Él los hizo varón y hembra.

7 Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre,

8 y los dos se harán una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne.

9 Pues bien, lo que Dios unió, no lo separe el hombre.»

10 Y ya en casa, los discípulos le volvían a preguntar sobre esto.

11 Él les dijo: «Quien repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio contra aquélla;

12 y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio.»

13 Le presentaban unos niños para que los tocara; pero los discípulos les reñían.

14 Mas Jesús, al ver esto, se enfadó y les dijo: «Dejad que los niños vengan a mí, no se lo impidáis, porque de los que son como éstos es el Reino de Dios.

15 Yo os aseguro: el que no reciba el Reino de Dios como niño, no entrará en él.»

16 Y abrazaba a los niños, y los bendecía poniendo las manos sobre ellos.
 

para conseguir depositar la Palabra en nuestro corazón

 

Algunas preguntas para recoger del texto los núcleos importantes y comenzar a asimilarlos.

a) ¿Cuál es el punto que te gustó más o llamó más la atención?

b) ¿Cual es la situación de la mujer que aparece en el texto?

c) ¿Cómo desea Jesús la relación entre el hombre y la mujer?

d) ¿Cuál es la preocupación de las madres que traen a los niños ante Jesús?

e) ¿Cuál es la reacción de Jesús?

f) ¿Qué enseñanza se saca para la vida sobre los niños?

 

a) En el texto que la liturgia pone ante nosotros, Jesús da consejos sobre la relación entre el hombre y la mujer y sobre las madres y los niños. En aquel tiempo mucha gente era excluida y marginada. Por ejemplo, en la relación entre hombre y mujer existía el machismo. La mujer no podía participar, no había igualdad de derecho entre los dos. En la relación con los niños, los “pequeños”, existía un “escándalo” que era la causa de la pérdida de la fe de muchos de ellos (Mc 9,42). En la relación entre hombre y mujer, Jesús pide el máximo de igualdad. En la relación entre las madres y los niños, él pide la máxima acogida y ternura.

b) Una división del texto para ayudarnos en la lectura:

Marcos 10,1: Indicación geográfica;

Marcos 10,2: La pregunta de los fariseos sobre el divorcio;

Marcos 10,3-9: Discusión entre Jesús y los fariseos sobre el divorcio;

Marcos 10,10-12: Conversación entre Jesús y los discípulos sobre el divorcio;

Marcos 10,13-16: Jesús pide ternura y acogida para con las madres y los niños

c) Para aquellos que desean profundizar más en el tema
 

Salmo 23

El Señor es mi Pastor, subiendo al Calvario

Yahvé es mi pastor, nada me falta.

En verdes pastos me hace reposar.

Me conduce a fuentes tranquilas,

allí reparo mis fuerzas.

Me guía por cañadas seguras

haciendo honor a su nombre.

Aunque fuese por valle tenebroso,

ningún mal temería,

pues tú vienes conmigo;

tu vara y tu cayado me sosiegan.

Preparas ante mí una mesa,

a la vista de mis enemigos;

perfumas mi cabeza,

mi copa rebosa.

Bondad y amor me acompañarán

todos los días de mi vida,

y habitaré en la casa de Yahvé

un sinfín de días.

 

Señor Jesús, te damos gracia por tu Palabra que nos ha hecho ver mejor la voluntad del Padre.

Haz que tu Espíritu ilumine nuestras acciones y nos comunique la fuerza para seguir lo que Tu Palabra nos ha hecho ver.

Haz que nosotros como María, tu Madre, podamos no sólo escuchar, sino también poner en práctica la Palabra.

Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo por todos los siglos de los siglos. Amén

 

TOMADO DE: Página Oficial Orden de Carmelitas

SITIO WEB: http://www.ocarm.org