Historia

 

 

Historia de las Parroquias de la Manga del Mar Menor

 

A finales de la década de los 70 y comienzo de los ochenta, el sacerdote holandés, perteneciente a la Sociedad del Divino Salvador (congregación religiosa de los salvatorianos), Rvdo. D. Juan Pedro Timmerman, vino a estas tierras del Mar Menor, en concreto, a los Urrutias.

Había sido misionero y capellán de emigrantes y llegó aquí a través de unos españoles de Cartagena, que había conocido, y por indicación de su médico, que le aconsejó este clima. Más tarde, residiría en los Urrutias con una hermana.

En los Urrutias comenzó a colaborar pastoralmente con el párroco del Algar, encargado de la iglesia de los Urrutias,  D. José María Serrano, con quien siempre tendría estrecha relación y amistad.

La Manga, en esa época, estaba en pleno desarrollo turístico y, sin iglesia, el servicio religioso se hacía desde Cabo Palos y los Belones. En ese momento, algunos hoteles ofrecían sus salones para celebrar la Eucaristía dominical.

Sin dejar la colaboración pastoral en los Urrutias, el Padre Timmerman fue introduciéndose y enamorándose de la Manga.

Para entonces ya se tenía inquietud y preocupación para que La Manga tuviera una iglesia. Había algún ofrecimiento, pero con condiciones difíciles de asumir para desempeñar con libertad y autonomía la misión de la Iglesia (titularidad jurídica del C.I.T. de la Manga, iglesia ecuménica, abierta a todos los cultos, compromiso de la jurisdicción eclesiástica de prestar la asistencia religiosa y establecer las bases para la utilización multi-culto).

Según se recoge en una hoja que se entregaba en los lugares de culto, el Padre Timmerman realiza una campaña para adquirir unos terrenos cerca de "Los Alisios". Los donativos podían ingresarse en uno de los bancos de La Manga, indicando que eran "Pro solar". También podían entregarse directamente al Padre  Timmerman antes o después de las misas. Las aportaciones eran de 2000 pts., para adquirir medio metro cuadrado, o de cuatro mil pts., que era el precio del metro cuadrado.

En ese momento surge un insigne benefactor que, con dos condiciones, ofrece al obispado, desinteresadamente, 2000 m2 de terreno de su propiedad, sito en el Vivero. Las dos condiciones eran: primera, la ”construcción de la iglesia principal de la Manga, en un plazo no superior a cinco años” y la segunda, “no dar publicidad a esta donación”. Corría el 10 de Agosto de 1981.

Y el Padre Juan Pedro Timmerman se pone manos a la obra, junto con el obispado que, a través del Arcipreste, D. José María Serrano, recibe la donación de los terrenos donde será edificada la primera iglesia parroquial de La Manga.

Se constituye un Junta Parroquial pro-iglesia de La Manga, que se preocupará de buscar entre los feligreses de La Manga y de otros lugares la ayuda necesaria para que puedan comenzar las obras y llevarlas a buen término.

El entusiasmo del Padre Timmerman, de la Junta pro-iglesia, de D. José Luis Rubio Maestre y de los arquitectos D. José Luis Sanz de Magallón y D. Fulgencio Avilés Inglés, posibilitó que el día 4 de Abril de 1982, domingo de Ramos, a las 16:00 horas, se colocara la primera piedra del templo por el Obispo de la Diócesis de Cartagena D. Javier Azagra Labiano.

 

Esta primera parroquia de la Manga se llamaría SALVATOR MUNDI

       Ya en este momento se está pensando en un segundo templo más al interior de la Manga y que, en principio, estaría dedicado a los Doce Apóstoles.

El trabajo de todos es intenso y la generosidad no falta. Así, sin parar, va levantándose la parroquia Salvator Mundi, y el 28 de Agosto de 1983, D. Javier Azagra, obispo de la diócesis,  bendice la primera parroquia de La Manga.

Antes de la bendición de la parroquia Salvator Mundi, ha tenido lugar otro acto importante: la colocación de la primera piedra del futuro templo dedicado, en ese momento, a los Doce Apóstoles.

Esto ha sido posible gracias a la donación de 3000 m2 de terreno, por la familia San José, en la zona lindante con la Urb. Bellavista, cerca de Eurovosa, lugar muy poblado en verano.

Esta donación se ha hecho “con el fin de construir en dicha parcela fundamentalmente una iglesia para el culto católico, sin perjuicio de que pueda también destinarse para fines benéficos, docentes o religiosos, de carácter secundario” (así reza en el escrito de donación).

Tenemos, pues, en este momento, año 1983, una iglesia parroquial terminada y funcionando y un templo, centro de culto, dependiente de la parroquia Salvator Mundi, que se está iniciando.

La Junta pro-construcción del templo de los Doce apóstoles,  sigue trabajando junto al P. Timmerman, que está delicado de salud. No faltan dificultades en todos los campos, especialmente en la materialidad de la construcción y la recaudación de fondos.

En octubre de 1984, en un boletín parroquial, el P. Timmerman muestra su entusiasmo y su realismo en lo referente a la marcha de las obras de la iglesia de los Doce Apóstoles: “Podemos decir que el próximo año tendremos el templo cubierto con la comodidad de celebrar la  Eucaristía bien protegidos del sol y del viento”.

Pero este año de 1984 iba a terminar con una gran tristeza doble. El 16 de Noviembre, de manera repentina, fallecía D. José Luis Rubio Maestre, un pilar fundamental en la creación y construcción de las parroquias de La Manga. A parte de la junta parroquial, él ha sido, como se dice vulgarmente, “carne y uña” con el P. Timmerman,  su “padre espiritual”, como reza en la esquela del día.

Decía que había una tristeza doble y es que, el día 10 de Diciembre, aparecía muerto en la casa parroquial el P. Timmerman, posiblemente a causa de un infarto.

Tanto D. José Luis Rubio Maestre como el P. Timmerman fueron enterrados en el cementerio de San Ginés de la Jara.Restos del Padre Timmerman En el año 2004, con motivo del veinte aniversario de la muerte del quien fue el primer párroco de La Manga y de la creación canónica de la parroquia, los restos del P. Timmerman se exhumaron y se depositaron en la parroquia Salvator Mundi.

Decía la prensa del día 14 de diciembre de 1984: “El padre Timmerman gozaba del cariño y simpatía de los veraneantes habituales de La Manga”.

Parroquia Reina de Los ApóstolesEl padre Tulio Maya, natural de Colombia, salvatoriano, se hace cargo de la parroquia Salvator Mundi y, con la junta parroquial, de llevar adelante la construcción de la parroquia de los Doce Apóstoles, que ha sufrido un serio percance. Tras unos análisis de los materiales empleados, se detectaron anormalidades en el cemento, de manera que se decidió derribarla, dejando únicamente la cimentación. El periódico “La Verdad” de 15 de Septiembre de 1985, nos trae también la noticia.

En este año, los Padres Salvatorianos juzgan que, desde su carisma y sus posibilidades, les es muy difícil su presencia en La Manga.

Padre Don Juan VillescasAsí, pues, el Sr. Obispo nombra párroco de La Manga al misionero murciano D. Juan Villescas, que, con gran ilusión, se entrega a la organización pastoral de la parroquia, sin dejar la tarea de la construcción del templo de los Doce Apóstoles. Para Navidad ya se ha cubierto y se están cerrando los costados.Reina de los Apóstoles en construcción

En ese momento, Don Juan plantea la cuestión de la titularidad de la iglesia. Los Padres Salvatorianos la denominaron “Los Doce Apóstoles”. “Pero parece ser que la gente no está satisfecha con este nombre. Quisieran dedicar esta iglesia a María bajo el título “Virgen del Mar” o “Reina de los Mares” “. Así comentaba D. Juan en un boletín parroquial.

Dado que la parroquia de Cabo Palos estaba dedicada a la Virgen del Mar, se buscó una solución que abarcaba tanto a María como a los apóstoles. La nueva iglesia estaría bajo la advocación de “SANTA MARÍA, REINA DE LOS APÓSTOLES”, título que está incluido en las letanías.

El año 1985 ha estado cargado de dificultades: la marcha de los Padres Salvatorianos, los problemas en la construcción de la iglesia Reina de los Apóstoles, las aportaciones económicas que descienden de manera importante, el cambio de párroco, movimientos en la junta pro-construcción de las iglesias... Pero, como era una obra del Señor, siguió adelante.Confesando

Las obras de Reina de los Apóstoles se ralentizan en los años 86 y 87. En el año 1987, según documentos gráficos, se celebra el culto en ella, pero no está hecho más que el techo y las paredes. Unos bancos viejos y unos ladrillos apilados, sirven de asientos.
Los comienzos

El 2 de Abril de 1988, en la urbanización Castillo de Mar, organizada por Grimanga, se celebró una corrida de toros pro-construcción de la iglesia Sta. María, Reina de los Apóstoles. Los diestros fueron: Jaime Ostos, José Fuentes, Angel Teruel, Curro Vazquez, José Mª Manzanares, Enrique Marín y el novillero Román Muñoz. Quedarían, decía la nota de prensa del día siguiente, “dos millones de beneficio para las obras de la iglesia”.

El 5 de Julio de 1988 sería dramático para la parroquia de La Manga. El párroco, D. Juan Villescas, moría como consecuencia de un accidente de tráfico.

No fue la terminación de la iglesia Reina de los Apóstoles la única preocupación de D. Juan, aunque fue grande, hasta el punto de resentirse en su salud. Decía el 31 de Agosto de 1986 en una carta al Vicario General: “el trabajo pastoral es muy bonito en verano y en invierno y va dando fruto, a pesar mío”.

Tengo que decir que aún hoy, año 2005, se recuerda a D. Juan Villescas con mucho cariño por su sencillez, su cercanía a todas las personas, por aquel crucifijo, con fondo de la silueta de África, que con tanta facilidad hacía con alambre...

A la muerte de D. Juan Villescas, el obispado nombró párroco de la Manga al Sr. Arcipreste, D. José María Serrano, que había sido ya el representante del obispado en todas las gestiones referidas a la creación de las parroquias de La Manga. Le ayudaría D. Francisco Martínez Lloret, que, enfermo, moriría en la iglesia Reina de los Apóstoles.

Para entonces ya estaban, prácticamente, concluidas las iglesias de La Manga, organizado el culto y puesta en marcha la actividad pastoral.

En este momento, marzo de 1989, el Consejo Episcopal de la diócesis acuerda que “la Junta Pro-construcción de las iglesias de La Manga, que tan valiosos servicios ha prestado hasta el presente, y que merece la gratitud de esa feligresía y de este obispado por la gran labor desarrollada desde su creación en al año 1982, debe dejar paso al nuevo organismo establecido el Código de Derecho Canónico”, es decir, al Consejo Parroquial de asuntos económicos.  De él dependerán ya los últimos detalles de la terminación de las obras y el mantenimiento.

A partir de este momento comienza una nueva etapa en las parroquias de la Manga. En una carta del Sr. Vicario General de la diócesis, se marcan las nuevas prioridades: “Superada esta primera etapa de la construcción del templo, es necesario abordar una nueva etapa de normalización en la que tenga carácter prioritario la evangelización, la catequesis de niños, jóvenes y adultos, el trabajo pastoral, ya iniciado por los trabajos y desvelos del inolvidable P. Juan Villescas”.

En 1995, la iglesia de Reina de los Apóstoles, que era un centro de culto dependiente de la parroquia Salvator Mundi, pasará a ser parroquia.

Y a la tarea del servicio y atención pastoral de las parroquias de La Manga, se dedicaron, en invierno y en verano, párrocos, coadjutores y colaboradores.

Tras la muerte del P. Juan Villescas, colaboraron en el mantenimiento de los servicios religiosos, entre otros sacerdotes, D. Serafín Sánchez Beneyto, D. José Tornell, D. Antonio Martínez Riquelme...

A D. José María Serrano le sucedió, como párroco, D. Antonio Pérez Madrid, que estaría un año y partiría a misiones.

A partir de 1991, será nombrado párroco D. Dimas Ortega López que, con los coadjutores D. Francisco Sánchez Rodríguez, D. José Marcos y D. José Luis Bleda Fernández, servirían a estas parroquias hasta el año 1997. La residencia del párroco estaba en Los Belones .

A D. Dimas le sucede como párroco D. Jorge T. Oliva que, con D. Alberto Martínez Pallarés y D. José Luis Bueno Cortés, atenderán pastoralmente La Manga. El párroco residía en Cabo Palos, el coadjutor en Los Belones y D. José Luis Bueno en la parroquia Reina de los Apóstoles.

En el año 2000,  tras una reestructuración de las parroquias de Los Belones, Cabo Palos y La Manga, se divide, por una parte Cabo Palos y los Belones y, por otra, las parroquias de la Manga. Se nombra a D. José Manuel Urtasun Recalde párroco de las parroquias de La Manga y con residencia en Salvator Mundi, hasta el día de hoy.

 

 

Historia de la Manga del Mar Menor

 

LA MANGA
UN PARAISO ENTRE DOS MARES

La Manga se encuentra en la Región de Murcia, en un área costera que, por la benignidad de su clima y la temperatura de sus aguas, recibe el nombre de Costa Cálida. Se trata de una restinga, una barra de arena de 22 km., que cierra el Mar Menor. Esta hermosa lengua de arena tiene una anchura inferior a los 100 metros en algunas zonas, y su anchura máxima es de 1'5 km.

Surcada por cuatro golas, que permiten la entrada y salida de agua desde el Mar Menor al Mediterráneo abierto, La Manga está limitada por dos espacios naturales de gran interés: el Parque Regional de las Salinas y Arenales de San Pedro, al norte, y el espacio protegido de las Salinas de Marchamalo y Las Amoladeras, al sur. La Manga posee 44 km. de playas, existiendo un claro contraste entre las que se encuentran en la ribera del Mar Menor y las de la margen mediterránea. Todas ellas son playas limpias, de aguas cristalinas y en muchas de ellas ondean las Banderas Azules otorgadas por la Unión Europea.

 

UN MAR CON MUCHA HISTORIA

La Manga se formó por acumulación de arenas transportadas por las corrientes marinas. Los sedimentos afloraron a la superficie al chocar con formaciones volcánicas y originaron lo que hoy conocemos como Mar Menor. Aunque La Manga adquirió su actual morfología en el siglo XVII, los primeros asentamientos humanos nos remiten al Neolítico.

Hace unos 5.000 años, se levantó un poblado en Las Amoladeras, a la entrada de La Manga. El asentamiento estaba formado por un grupo de cabañas circulares, construidas con ramas y barro. El poblado no contaba con ningún tipo de fortificación y sus habitantes vivían de la pesca y la recolección de marisco. El entorno estaba formado por grandes extensiones de bosques que llegaban hasta la orilla del mar. La riqueza de la Sierra Minera y las condiciones excepcionales del Mar Menor atrajeron nuevos pobladores. Iberos, cartagineses y romanos explotaron las minas de plata y desarrollaron industrias pesqueras muy apreciadas en la Antigüedad. En tiempos pre-históricos La Manga fue utilizada como factoría pesquera, como lo demuestran los restos de piletas hallados en El Estacio. En los fondos submarinos de La Manga se han encontrado numerosos restos de barcos fenicios, griegos y romanos, que transportaban lingotes de plata, plomo y ánforas con todo tipo de mercancías. La llegada de los árabes supuso la creación de las Encañizadas, método de pesca que aún se utiliza. Por medio de estacas y cañizo, se realizaba la pesca del mújol y de otras especies típicas del Mar Menor. Tras la expulsión de los moriscos, La Manga recibió el asedio de barcos magrebíes que asolaron la costa. Para defenderse de los ataques, el emperador Carlos y su hijo Felipe II mandaron construir tres torres de ahumada en La Manga y una más en Cabo de Palos. Las grandes extensiones de bosques con árboles como pinos, encinas, robles y tejos fueron diezmados progresivamente desde la Edad Media. En el siglo XVIII se acentuó la explotación de leña y matorral en La Manga, aumentando la deforestación por la acción del viento.

En 1.862 se construyen los faros del Estacio e Islas Hormigas y tres años más tarde el Faro de Cabo Palos. La existencia de numerosos bajos submarinos provocó durante siglos grandes catátrofes marítimas en la zona. El naufragio del Sirio, en 1.906, que costó la vida a más de trescientas personas, es uno de los más recordados. A mediados del siglo XVIII, coincidiendo con el proceso desamortizador, el apellido Maestre se vincula con La Manga. En pública subasta, la familia adquiere la zona norte. A principios de 1960, Tomás Maestre compra a Francisco Celdrán el resto, e inicia un plan de urbanización apoyado por el Ministerio de Educación y Turismo. En plena etapa desarrollista, La Manga fue impulsada por la Ley de Centros de Interés Turístico de 1963. Un año más tarde, se construye el primer edificio en la entrada de La Manga, la Torre Negra. Poco después se inauguran los dos primeros hoteles, Entremares y Galúa. Desde entonces La Manga ha crecido hasta convertirse en uno de los lugares turísticos más importantes de Europa.

 

LA MANGA EN IMÁGENES

REQUIEM

POR LA MANGA Y EL MAR MENOR