Los medios de
comunicación vaticanos han hablado con el secretario del
Papa emérito fallecido el 31 de diciembre: un emotivo
recuerdo de sus últimas horas y de los muchos años
pasados a su lado.
Silvia Kritzenberger, Ciudad del Vaticano
Triste, conmovido, pero
al mismo tiempo en paz. El arzobispo Georg Gänswein,
Prefecto de la Casa Pontificia y secretario particular
primero del cardenal Joseph Ratzinger y después de
Benedicto XVI, está en los estudios de Radio Vaticano.
Relata los últimos momentos de la existencia terrenal
del hombre que sirvió a la Iglesia como Obispo de Roma
de 2005 a 2013, antes de tomar una decisión histórica
con su renuncia al papado hace casi diez años
Miles de fieles rindieron homenaje a los restos mortales
del Papa emérito. Ha pasado gran parte de su vida con
él, ¿cómo vive este momento?
Humanamente, muy
sufrido. Espiritualmente, muy bien. Sé que el Papa
Benedicto está ahora donde quería ir.
¿Cuál ha sido el espíritu con el que Benedicto XVI ha
vivido estos últimos días? ¿Cuáles fueron sus últimas
palabras?
No oí sus últimas palabras con mis
propios oídos, pero la noche antes de su muerte las oyó
uno de los enfermeros que estaba de guardia. Hacia las
tres: 'Señor, te amo'. El enfermero me lo dijo por la
mañana nada más llegar a la habitación, fueron las
últimas palabras que realmente comprensibles.
Normalmente, rezábamos las alabanzas delante de su cama:
también aquella mañana le dije al Santo Padre: 'Hagamos
como ayer: yo rezo en voz alta y ud se une
espiritualmente'. De hecho, ya no le era posible rezar
en voz alta, estaba realmente cansado. Allí sólo abrió
un poco los ojos -había entendido la pregunta- y asintió
con la cabeza. Así que empecé. Hacia las 8 empezó a
respirar cada vez con más dificultad. Había allí dos
médicos -el Dr. Polisca y un reanimador- y me dijeron:
'Tememos que ha llegado el momento que tenga que
soportar su última lucha en la tierra. Llamé a las
Memores y también a la hermana Brígida, les dije que
vinieran porque estaba agonizando. En ese momento estaba
lúcido. Yo había preparado de antemano las oraciones de
acompañamiento para el moribundo, y rezamos durante unos
15 minutos, todos juntos, mientras Benedicto XVI
respiraba cada vez con más dificultad, cada vez veía que
no podía respirar bien. Entonces miré a uno de los
médicos y le pregunté: "Pero, ¿está agonizando?". Me
dijo: 'Sí, ha empezado, pero no sabemos cuánto durará.
¿Y luego qué pasó?
Estábamos allí, cada uno ha
rezado en silencio, y a las 9.34 horas exhaló su último
suspiro. Luego continuamos las oraciones ya no por los
moribundos sino por los muertos. Y concluimos cantando "Alma
Redemptoris Mater". Murió en la octava de
Navidad, su tiempo litúrgico favorito, en el día de uno
de sus predecesores: San Silvestre, Papa bajo el
emperador Constantino. Había sido elegido en la fecha en
que se conmemora a un Papa alemán, San León IX, de
Alsacia; murió en el día de un Papa romano, San
Silvestre. Les dije a todos: 'Llamaré inmediatamente al
Papa Francisco, él es el primero en saberlo'. Le llamé y
me dijo: "¡Voy inmediatamente!". Luego vino, le acompañé
al dormitorio donde murió y les dije a todos:
'Quédense'. El Papa saludó, le ofrecí una silla, se
sentó junto a la cama y rezó. Dio la bendición y se
despidió. Esto ocurrió el 31 de diciembre de 2022.
¿Qué palabras de su testamento espiritual le han
conmovido más?
El testamento como tal fue lo que
más me conmovió. Elegir unas pocas palabras es difícil,
debo decir. Pero este testamento ya se había escrito el
29 de agosto de 2006: la fiesta litúrgica del martirio
de San Juan Bautista. Está escrito a mano, muy pequeño
pero legible, en el segundo año de su pontificado. En
alemán dice "O-Ton
Benedikt", que significa "éste es Benedicto". Si
tuviera un texto como tal, sin conocer al autor, lo
habría reconocido. Dentro está el espíritu de Benedicto.
Leyéndolo o meditándolo se ve que es suyo. Todo él está
aquí, en dos páginas.
Es en síntesis
una acción de gracias a Dios y a la familia ...
Sí. Es una acción de gracias, pero
también es un estímulo para los fieles, para que no se
dejen llevar por ninguna suposición, ni en el campo
teológico o filosófico ni en ningún otro. En definitiva,
es la Iglesia la que comunica, es la Iglesia, Cuerpo de
Cristo que vive, la que comunica la fe a todos y para
todos. A veces, incluso en teología, si hay teorías muy
iluminadas, o teorías que lo parecen, puede ser que al
cabo de un año o dos ya hayan pasado. Es la fe de la
Iglesia católica, esto es lo que verdaderamente nos trae
la liberación y nos pone en contacto con el Señor.
¿Cuál es el mensaje más
fuerte de su pontificado?
Su fuerza reside en el lema que eligió
cuando se convirtió en Arzobispo de Munich, citando la
tercera carta de Juan: "cooperatores
veritatis", es decir, "cooperadores de la verdad",
lo que significa que la verdad no es algo pensado, sino
que es una persona: es el Hijo de Dios. Dios se encarnó
en Jesucristo, en Jesús de Nazaret, y éste es su
mensaje: no sigas una teoría sobre la verdad, sino sigue
al Señor. "Yo soy el camino, la verdad y la vida". Este
es su mensaje. Un mensaje que no es una carga: más bien
es una ayuda para llevar todas las cargas de cada día, y
esto da alegría. Los problemas están ahí, pero cuanto
más fuerte es la fe, más fuerte debe ser la fe para
tener la última palabra.
El mundo nunca olvidará aquel 11 de
febrero de 2013, el anuncio de su renuncia. Hay quienes
siguen diciendo que no fue una elección libre o incluso
que de alguna manera quería seguir siendo Papa. ¿Qué le
parece?
Esta misma pregunta, se la he hecho yo
mismo en varias situaciones diciendo: "Santo Padre,
están buscando un dietrología sobre el anuncio del 11 de
febrero después del consistorio. Buscan, buscan,
buscan...". Benedicto replicó: "Los que no creen que lo
que he dicho es la verdadera razón de la renuncia, no me
creerán aunque ahora les diga: "¡Créanme, es así!". Esta
es y sigue siendo la única razón y no debemos olvidarla.
Me predijo esta decisión: 'Debo hacerlo'. Fui de los
primeros que intentaron disuadirle. Y me contestó
secamente: 'Mira, no te pido tu opinión, sino que te
comunico mi decisión. Rezaba, sufría, tomada coram
Deo'. Hay quienes no creen o hacen teorías, diciendo
que 'dejaría una parte pero se quedaría con otra', etc.:
todos los que dicen esto sólo hacen teorías sobre una
palabra u otra y al final no confían en Benedicto, en lo
que dijo. Esto es realmente una afrenta contra él. Por
supuesto, cada uno tiene su voluntad, su libertad, y
puede decir cosas con sentido o con menos sentido. Pero
la verdad desnuda es ésta: ya no tenía fuerzas para
dirigir la Iglesia, como dijo en latín aquel día. Le
pregunté: "Santo Padre, ¿por qué en latín?". Él
respondió: "Este es el lenguaje de la Iglesia". Los que
piensan que pueden o deben encontrar alguna otra razón
se equivocan. Comunicó la verdadera razón. Amén.
¿Qué aspecto le ha
impresionado más estando cerca a Benedicto durante su
larga etapa como emérito?
Casi diez años. Benedicto -ya como
cardenal, ya como profesor- tenía un gran don. Muchos
dicen humildad: sí, es cierto, pero también -esto quizá
no era tan evidente- capacidad para aceptar cuando la
gente no estaba de acuerdo con lo que decía. Como
profesor, esto es normal: existe la confrontación, el
discurso, la "lucha" entre diferentes argumentos. En
este contexto también se utilizan palabras fuertes, pero
sin herir nunca y, a ser posible, sin ser polémico. Otra
cosa es cuando uno es obispo y luego Papa: predica y
escribe no como una persona particular, sino como quien
ha recibido el mandato de predicar y ser pastor de un
rebaño. El Papa es el primer testigo del Evangelio, más
aún, del Señor. Y allí vimos que sus palabras, las
palabras del Sucesor de Pedro, no fueron aceptadas. Pero
esto nos dice que el liderazgo de la Iglesia no sólo se
hace mandando, decidiendo, sino también sufriendo, y
esta parte de sufrimiento no fue poca. Cuando se
convirtió en emérito, ciertamente toda la
responsabilidad y todo el pontificado habían terminado
para él.
¿Creía que viviría tanto después de su
renuncia?
Hace unos tres meses le dije: 'Santo
Padre, nos acercamos a mi décimo aniversario de
episcopado: Epifanía de 2013, Epifanía de 2023. Debemos
celebrarlo". Pero también significa diez años desde su
renuncia. Algunas personas me dicen: '¿Pero cómo es que
renunció diciendo que ya no tenía fuerzas y luego sigue
viviendo diez años? Y él respondió: 'Debo decir que soy
el primer sorprendido de que el Señor me haya dado más
tiempo. Pensé que un año como mucho, ¡y Él me dio diez!
Y 95 es una buena edad, pero los años y la vejez también
tienen su peso, incluso para un "Papa emérito". Y
añadió: "Lo acepté y traté de hacer lo que había
prometido: rezar, estar presente y, sobre todo,
acompañar a mi sucesor con la oración. Y esto es muy
hermoso. También recomiendo a algunos que tienen
problemas con esto que relean lo que dijo Benedicto,
agradeciendo al Papa Francisco en la Sala Clementina en
el 65 aniversario de su ordenación sacerdotal.
Finalmente, una vez le dije bromeando, no muy
elegantemente: 'Santo Padre, usted hizo la cuenta, sin
el dueño del restaurante, (Santo
Padre lei ha fatto i conti senza l’oste) ... Él
respondió: 'No hice ninguna cuenta: he aceptado lo que
el Señor me ha dado'. Él me ha dado esto, debo
agradecérselo. Esta es mi convicción. Otros pueden tener
otras ideas, teorías o convicciones, pero ésta es la
mía".
¿Cuál ha sido la mayor
enseñanza para su vida y qué es lo que más echará de
menos de Joseph Ratzinger?
La mayor enseñanza es que la fe escrita,
la fe hablada y proclamada no es sólo algo que dijo y
predicó, sino algo que vivió. Es decir, el ejemplo para
mí es que la fe aprendida, enseñada y proclamada se
convirtió en la fe vivida. Y esto para mí -incluso en
este momento en que estoy sufriendo, no solo- es un gran
alivio espiritual.
En su testamento, Benedicto escribió: "Si
en esta hora tardía de mi vida miro hacia atrás, hacia
las décadas que he vivido, ante todo veo cuántas razones
tengo para dar gracias". ¿Era un hombre feliz y
realizado?
Era un hombre profundamente convencido de
que en el amor del Señor uno nunca se equivoca, aunque
humanamente cometa muchos errores. Y esta convicción le
dio paz y - se podría decir - esta humildad y también
esta claridad. Siempre decía: 'La fe debe ser una fe
sencilla, no simplista, sino sencilla. Porque todas las
grandes teorías, todas las grandes teologías se basan en
el fundamento de la fe. Y éste es y sigue siendo el
único alimento para uno mismo y también para los demás".
Gracias por estar con nosotros
Soy yo quien les da las gracias por esta
invitación: he venido de muy buena gana y sé bien que el
Papa Benedicto se ha sentido muy apoyado y también -si
puedo decirlo así- querido, querido por lo que han
hecho, y también rodeado de vuestro afecto.
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