Siempre va a haber un costo; a veces el costo es en nuestro interior –como vencer ciertos obstáculos-, pero también el costo puede ser tomar decisiones que afectan nuestra vida profesional o familiar. Hay mucha gente que desea servir a Dios, pero son inconstantes; nunca terminan lo que empiezan. Si nos mantenemos firmes en nuestro propósito, (aunque vengan obstáculos, tropiezos y desilusiones) si persistimos, Dios va a respaldar nuestro ministerio. Los obstáculos, lejos de ser evidencia de que no debemos servir a Dios, son prueba de que Dios está examinando nuestra determinación. Si pasamos la prueba de la persistencia, habremos logrado la meta.
Siempre que te decidas a servir a Dios habrá gente que quiera desanimarte (casi siempre serán los más allegados a ti, los que más tú confías) pero, en lugar de abandonar tu decisión, te tienes que afirmar. ¿Qué es más importante para ti: la voz de Dios, o la voz de los demás? Ahora bien, si vas a servir a Dios tienes que prepararte; tienes que dar lo mejor de ti, y tienes que sujetarte a tus pastores y a tus líderes. No importa el llamado que tengamos, debemos estar sujetos a una autoridad superior. Esa autoridad, no solamente nos guía, nos enseña y nos apoya, sino que nos cubre con sus oraciones. Cuando somos incapaces de estar bajo autoridad, el maligno toma el control, y es por eso que muchos ministerios fracasan. Si somos capaces de superar la prueba de la sujeción, habremos triunfado. Pero el que quiere servir a Dios debe además cumplir con otros deberes. Honrar al Señor con nuestro ministerio es esencial en la vida de cada siervo de Dios. Este tiene que buscar la llenura del Espíritu Santo; un hijo de Dios no puede hacer nada que agrade al Señor si no es por medio de su Espíritu Santo. El siervo de Dios también debe servir a los demás como al Señor, y ser pacientes aun con los difíciles de soportar, lo cual puede conllevar humillaciones y vejámenes. Así que si deseas servir a Dios, te invitamos a pagar el precio, sabiendo que un día el Señor te dirá: “Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu Señor”. (Mt. 25:21) |