LECTIO DIVINA


 

 


 


 

Ven Espíritu Santo,
Ven a nuestra vida, a nuestros corazones, a nuestras conciencias.
Mueve nuestra inteligencia y nuestra voluntad para entender lo que el Padre quiere decirnos a través de su Hijo Jesús, el Cristo.
Que tu Palabra llegue a toda nuestra vida y se haga vida en nosotros.
 

Texto

Ver con los ojos del corazón, lo que dice el texto”

MATEO 24, 37-44

Estad en vela para estar preparados

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:

Cuando venga el Hijo del hombre, pasará como en tiempo de Noé. Antes del diluvio, la gente comía y bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca; y cuando menos lo esperaban llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre: Dos hombres estarán en el campo: a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo: a una se la llevarán y a otra la dejarán.

Por lo tanto, estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor.

Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa.

Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre.

Palabra de Dios


 



para conseguir depositar la Palabra en nuestro corazón

 



        Cuando recitamos el Credo, decimos que Jesús volverá a Juzgar a vivos y muertos. ¿Estoy convencido de esto? ¿Qué significa para mí que Jesús volverá?

Mucha gente vive desentendida de la gran realidad de la historia de la Salvación. ¿somos nosotros como aquellos de la época de Noé y nos perdemos en las cosas mundanas?

Jesús nos advierte que muchos serán llevados y otros serán dejados. ¿Cómo tomo en mi vida personal estas palabras de Jesús?

Si tuviera que medir el tiempo que yo dedico al encuentro con el Señor, ¿qué puedo decir de mí mismo y del uso del tiempo?

Estar prevenidos… dice el Señor. ¿Cómo hago yo, para que todo lo que realizo en mi vida, sea el reflejo de lo que el Señor me pide a través de la oración?

¿Es toda mi vida, mis estudios, mi trabajo, mis contactos con las personas, una preparación para este encuentro definitivo con el Señor?
 

LECTURA: ¿Qué dice el texto?

Estamos comenzando un nuevo año y ciclo litúrgico, el “A”. En el tiempo del adviento, que significa advenimiento o preparación de la llegada. Nuestra pregunta, es ¿a quién esperamos? Esperamos a Jesús en su segunda venida. Por eso, este tiempo es ponernos en una “tensión dinámica” de esta espera.

Obvio, estamos preparándonos para el memorial del nacimiento de Jesús. Pero esto nos recuerda que Él volverá y por eso la Iglesia nos pone estos textos tan importantes para ir anhelando este encuentro con Jesús. Que mientras tanto, Él llega a nuestra vida, a nuestro corazón, entabla un diálogo con nosotros.
El momento del fin de los tiempos, cuando vuelva Jesús a reinar para siempre es desconocido. Pero se trata de dejar algo sin dar fechas, no para poner nerviosa a las personas, sino para insistir en la vigilancia y la atención que debemos prestar en todos los momentos de nuestra vida. Debemos estar atentos.

La venida del Señor, no se debe entender, como muchos pretenden hacer sus acertijos, como algo en el tiempo inminente. Lo que nos está asegurando el Señor es que Él mismo volverá al fin de los tiempos. Y por lo tanto, no debemos estar cómodos, instalados en un mundo donde creemos que aquí es donde se darán todos los beneficios. La famosa teología de la prosperidad, no concordaría con este texto. Porque en verdad la verdadera prosperidad, es tener el mayor tesoro en nuestra vida que no son cosas materiales que se pueden perder. El mayor bien supremo y absoluto, es dejarse abrazar por Jesús y ser su discípulo, estar en permanente contacto con Él. Lo que nos lleva a no atender al mundo ni a las cosas, sino más bien atender a Jesús y vivir de acuerdo a sus requerimientos. Nadie sabe esa fecha, por lo tanto es mejor estar atentos permanentemente.
Jesús comienza su narración recordando el libro del Génesis, cuando el Diluvio, el único preparado era Noé y su familia. A los demás ni les interesó. Esta imagen puesta por Jesús es para recordar que hay que estar atentos y prevenidos. No sabemos cuándo será ese día. Pero sabemos que ocurrirá.

Lo mejor es estar preparados para el día de la segunda venida del Señor.

Hagámonos unas preguntas para reconstruir el texto:

¿A quiénes se dirige el Señor?
¿Cómo será la llegada del Señor?
¿Con qué imagen bíblica compara el Señor su regreso?
¿Qué pasará con las personas ese día?
¿Cuál es la recomendación de Jesús?
 


 

“Le hablo al Señor, escucho el yo de Jesús y mi yo para llegar a una intimidad de amor

Gracias Señor por tu Palabra Salvadora.
Gracias por advertirnos cómo debemos vivir.
No queremos ser indiferentes a tu palabra, a tu llamado, a tu advertencia.
Queremos estar atentos al encuentro contigo. Señor ven a mi vida, a mi corazón. Quiero consagrar todos los momentos del día a Ti.
Que no desvíe mi mirada al mundo, donde el príncipe del mal quiere cautivarme y alejarme de tu presencia.

Recitamos el Salmo 121

121,1: Levanto los ojos a los montes: ¿de dónde me vendrá el auxilio?
121,2: El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra.
121,3: No dejará que tropiece tu pie, no duerme tu guardián.
121,4: No duerme, ni dormita el guardián de Israel.
121,5: El Señor es tu guardián, el Señor es tu sombra, el Altísimo está a tu derecha;
121,6: de día el sol no te hará daño ni la luna de noche.
121,7: El Señor te guarda de todo mal, él guarda tu vida.
121,8: El Señor guarda tus entradas y salidas ahora y por siempre.


Hacemos un momento de silencio y reflexión para responder al Señor. Hoy damos gracias por su resurrección y porque nos llena de alegría. Añadimos nuestras intenciones de oración.

Amén

 

Para el momento de la contemplación podemos repetir varias veces este versículo del Evangelio para que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón.


«"Estad preparados”»
(Versículos 44)

Y así, vamos pidiéndole al Señor ser testigos de la resurrección para que otros crean. 

 

ACCIÓN

En lo personal,

Volver sobre este texto, haciendo un profundo examen sobre mi vida de relación con el tiempo y el uso de las cosas creadas por Dios para mí. Cuánto tiempo dedico a reforzar mi vida en un encuentro personal con el Señor. ¿Cuáles son las cosas que yo realizo y están lejos del plan de Dios para mi vida? Proponerse una meta concreta, hacer una acción donde pueda demostrar que mi tiempo es para el Señor, y poder animar a otros a que hagan lo mismo.
 

Con tu grupo,

Proponerse una actividad que nos ayude a demostrar que sí estamos convencidos de que Jesús volverá. ¿Qué ocurrirá entonces con nosotros? Buscar alguna actividad exterior que muestre a otros nuestra fe en Jesús, el Señor de la Historia. Puede ser demostrar nuestra fe con una cartelera, con un anuncio, o bien organizar algo que sea para que todos puedan darse cuenta que estamos dando testimonio de nuestra fe y queremos prepararnos para recibir a Jesús.

TOMADO DE: Cristonautas